You only live once
- soplaydesea
- 6 mar 2017
- 2 Min. de lectura
Nunca he creído en el arrepentimiento. Si algo se hacía en un momento dado, era porque se sentía y ya está. Que si no hubieras querido no lo hubieras hecho.
Pero sí, reconozco que a veces los cambios son buenos. De hecho, me atrevería a decir que los cambios son siempre para bien (a largo plazo).
Hace unos meses me encontraba atrapada en un callejón sin salida. No avanzaba. Ni hacia delante ni hacia atrás. Me veía sumergida en un mar de lágrimas día tras día y no sabía que hacer para salir de ese foso que parecía no tener fin.
Es por eso que decidí dar un giro de 180 grados a mi vida (cambiar cosas que no me gustaban). Sin rumbo. Porque quise y porque me atreví a dar un gran salto hacia una piscina que, a día de hoy, todavía no sé si está llena, a medias o vacía. Pero me da igual. Si me equivoco aprenderé y si no, también. Despacito y con buena letra.
En este poco tiempo he aprendido a respirar, a mirar hacia otro lado y a no esperar que todo suceda como yo quiero. Porque puede que me haya tocado una papeleta de esas que toca a poca gente (por suerte), y hay que aprender a vivir con ello. Pero en lo que tengo poder para elegir qué es lo que quiero en mi vida, debo elegir bien. Saber lo que quiero. Conocerme más. Y recordar cada día que las cosas suceden por algo que poco a poco iremos descubriendo.
Al principio decía que no me arrepiento de nada, porque ahora sé que todo en esta vida suma: lo bueno, lo malo y lo regular. Y todo lo que suma nos convierte en lo que somos. Nos construye.
Si os preguntáis si ya se lo que quiero, la respuesta es no. Estoy en ello.
Lo que tengo claro es que no quiero vivir a medias. Quiero creer. Porque el creer y el crear están tan solo a una letra de distancia. Quien no cree acaba dejándose arrastrar. Quiero leer, observar, aprender, trabajar, viajar, reír... Vivir. Perder mi tiempo así. Y ver qué pasa.
Ya os iré contando.
Vosotrxs mientras no olvidéis soplar y desear, jamás.
A.
Comments