¿“Miedo” a qué?
- soplaydesea
- 22 ene 2017
- 3 Min. de lectura
Hoy en día es tan normal escuchar un caso de violencia o discriminación de género en los medios de comunicación, que casi pasa desapercibido. Todo el mundo tiene asumido que existe una desigualdad entre sexos, y cuando hablas con la gente tod@s piensan (o por lo menos eso es lo que dicen), que hay que romper con esta invisible barrera que lleva dejando a las mujeres en un segundo plano desde el principio de los tiempos.
Sin embargo, todas estas opiniones casi siempre se quedan en una declaración de buenas intenciones: “hay que mejorar la situación”, “es una injusticia”, “las mujeres y los hombres son iguales”, etc. Pero, como dice el refrán: las palabras se las lleva el viento... Luego, a la hora de la verdad son pocas (aunque cada vez más) las personas que realmente luchan por esta desigualdad.
¿Por qué?
Puede que uno de los posibles problemas sea que en la sociedad actual se ha establecido una concepción un tanto negativa de la palabra feminismo. Quizás, porque no es del agrado de algun@s o quizás por miedo a la igualdad. A estas alturas, es bastante obvio conocer el significado de la palabra feminismo, el cual responde a la NECESIDAD de una IGUALDAD entre las mujeres y los hombres respecto a los ámbitos económicos, políticos y sociales.
Afortunadamente, escuchamos cada vez a más personas decir que se consideran “feministas”. Pero, meditándolo bien, paradójicamente no lo escuchamos de la misma forma que cuando alguien dice que NO es racista, que NO es homófobo/a o, por ejemplo, que está en contra del maltrato animal. Decir soy FEMINISTA, hoy en día, es poco común. Pero, ¿POR QUÉ ESTA SITUACIÓN?
También es habitual escuchar que el término feminismo está mal estructurado, entendiéndose como la superioridad de las mujeres sobre los hombres. Esto se debe a que la parte oprimida durante siglos ha sido la femenina, y por lo tanto define la lucha que éste colectivo realiza para alcanzar esa IGUALDAD de derechos, que NO superioridad.
Es un aspecto interesante que reflexionemos sobre esa sensación de miedo o inseguridad que han sentido muchísimas mujeres (y hombres también), cuando decimos que somos feministas. Se provocan reacciones tan retrógradas por parte de algun@s como llamarte: exagerado/a, amargado/a, “Feminazi” (término que resulta gracioso e ilógico), o bromas de tipo “machista” convirtiendo en cómica una situación tan importante para nosotras.
Continuando, a cerca de los hombres en particular, muchos de ellos (desgraciadamente) nunca pronunciarán que se consideran feministas. ¿Por qué motivo? Puede que se deba a esa incoherente idea de que al pronunciar esas “mágicas” palabras por su boca, dejarán de ser menos hombres o “menos machos” (aspecto ya de por sí bastante machista). Solo esperamos que llegue el día en que se den cuenta de que están siendo exactamente lo que no desean ser.
Es un orgullo para todas nosotras ver que cada vez hay más HOMBRES (de los de verdad) que se unen a nuestra lucha.
Si con estas letras hemos conseguido haceros pensar sobre este “miedo” presente en nuestra sociedad, el objetivo de este post está más conseguido. Simplemente deseábamos que dedicarais unos minutos a reflexionar sobre esa sensación que reside en tanta gente y que, como dijo hace unos años Emma Watson en su discurso sobre la igualdad en la ONU, hace que la palabra feminismo resulte incómoda.
¿Miedo a la IGUALDAD?, ¿miedo a la NO DOMINACIÓN?, ¿miedo a un mundo LIBRE?, Miedo a, por ejemplo, tras publicar este “post”, ¿recibir críticas? Miedo es lo que da esta situación.
Nos gustaría acabar dando las gracias a todas aquellas personas (tanto hombres como mujeres) que no dudan en defender sus ideales con la cabeza bien alta, ya sean feministas, animalistas, defiendan la igualdad racial, etc. Gracias por ser los VALIENTES dentro de una sociedad tan cobarde. Porque gracias a vosotr@s, al igual que a muchos y muchas que lucharon y aportaron su pequeño granito de arena, hoy podemos estar escribiendo este post con total libertad.
El día en que a algunas personas les deje de dar “miedo” denominarse feministas, habremos avanzado un paso más en esta lucha.


Y recuerda: sopla y desea, siempre.
C.
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